A finales de este mes, quienes pasaron por Mitre 849, en pleno microcentro de Rosario, se encontraron con las puertas cerradas del histórico bar Junior. La noticia alarmó a sus clientes habituales, pero la calma llegó pronto: el cierre es solo temporal y responde a una ambiciosa remodelación de la cocina, anunciaron sus dueñas a través de las redes sociales del bar.

María José y Amparo Peláez, la tercera generación familiar al frente del negocio fundado en 1953, explicaron que las reformas buscan duplicar la capacidad de producción del local. La nueva cocina, que llevará el nombre de «La Pepa» en homenaje a su abuela y cofundadora, será el primer paso de un proyecto mayor: abrir un segundo Junior en Rosario durante el año 2026 y explorar la posibilidad de franquiciar la marca.

Los planes de Junior

Las reformas incluyen una renovación integral de las instalaciones de cocina, desde las mesadas hasta los equipos de cocción, como un segundo horno carlitero. Gracias a una línea de crédito otorgada por el Banco Municipal, el bar también ha incorporado nuevas heladeras y freezers para sostener su producción, que actualmente incluye más de 70 variedades de sándwiches.

Entre los planes para este año también se destacan propuestas como «La noche especial de Junior», un evento mensual en el que el bar abrirá en horario extendido para ofrecer cenas especiales con sabores gourmet en su menú de sándwiches. Además, las hermanas Peláez prevén sumar nuevo personal para afrontar una creciente demanda y diversificar la experiencia de sus clientes.

La ambición de expandirse más allá del local original también incluye la posibilidad de llevar Junior a Buenos Aires o a localidades cercanas como Funes. Según adelantaron, el futuro segundo local será un modelo para evaluar la viabilidad de delegar la operación diaria, manteniendo siempre la filosófica centrada en la calidad que ha caracterizado al bar durante sus 72 años de historia.

Con su encanto retro y una estética que remite a los bares de Nueva York de los años 60, Junior sigue siendo un ícono gastronómico de Rosario. Las reformas actuales no solo buscan renovar sus instalaciones, sino también proyectar su legado hacia nuevas generaciones de comensales. Para quienes extrañan sus clásicos sándwiches, las dueñas aseguran que pronto habrá Junior para rato, y quizá, en más de una dirección.